"La meditación zen es sumergirte en la dimensión no dual de la realidad y de la conciencia"
El venerable Sensei Aigo Castro visitó la ciudad en agosto de 2023 para dirigir un retiro de verano en el Centro Zen de Vigo. Durante su estancia, el maestro valenciano impartió una charla pública sobre “Zen y vida cotidiana en la sociedad actual” y un taller de Meditación Zen para la Salud, actividad que ha ideado como una vía laica que permite, a cualquier persona interesada, conocer y disfrutar de los beneficios de la meditación budista. Aprovechamos su visita para hacerle esta entrevista.
— ¿Cómo se inició Vd. en el budismo zen y llegó a maestro?
— Ante todo muchas gracias por esta oportunidad que me das de poder conversar sobre el zen. Me inicié cuando era un adolescente, por mi cuenta; algunos libros fueron mis primeros maestros. Aprendí entonces a meditar y me sucedió algo muy hermoso, sentí algo muy íntimo y especial, que aún a día de hoy no sabría explicar. Ese fue el inicio de mi búsqueda. Primero estuve varios años formándome en la Comunidad Luz Serena del maestro Dokusho Villalba, y luego continué mi práctica en Japón, durante casi tres años en diferentes periodos. Allí recibí la transmisión del Dharma del maestro Tsûgen Narazaki Roshi, abad del monasterio de Zuio-ji, que falleció en 2022. A continuación fundé la entidad religiosa budista Tradición Budadharma Zen Soto, registrada en el Ministerio de Justicia y en la Federación de Entidades Budistas. Mi vida está centrada en la educación del zen y su enseñanza, desde el punto de vista práctico como también académico: tengo un máster en estudios budistas por la Universidad de Sunderland en el Reino Unido. Esto me dio una perspectiva diferente de la práctica, de la historia y del significado del estudio que estamos realizando.
— Asociamos la práctica del budismo con una disciplina oriental, lejana, y Vd. la imparte en una sociedad occidental. ¿No resulta un obstáculo enseñar el budismo en una cultura cristiana?
— Efectivamente, lo es. No voy a engañarte. Es un reto muy difícil y complicado, porque toda la historia del zen desde su origen en la India y su desarrollo en China, Japón y otros lugares de Asia, constituye un planteamiento espiritual asiático. Sus planteamientos son universales pero la forma, el estilo, el entorno social y cultural es asiático; eso inevitablemente choca con el ambiente occidental, con nuestra forma de vida. Mi cometido, como el de otros maestros y maestras zen y de otras disciplinas del Dharma, es adaptar. Extraemos los elementos fundamentales de la práctica del Zen a un entorno occidental, de modo que sea válida y fructífera. En esa labor de trasplante hay que adaptar cosas, y desechar otras que no sirven por ser de un bagaje cultural muy diferente. Nos quedamos con lo realmente importante y esencial. Y te puedo asegurar que no es nada fácil tomar decisiones en esa línea. Un elemento para hacerlo bien, creo que es el conocer en profundidad la propia tradición Zen; y por otro lado conocer en profundidad la cultura occidental, sus estructuras de pensamiento, su ideario y formas de vida. Si alguien tiene estas dos cualidades y las puede combinar sería una adaptación realmente favorable. Yo estoy en un camino aún muy lejos de ese ideal, pero hago lo que puedo [ríe]. En cualquier caso no es nada fácil.
"Es importante no desarrollar pensamientos negativos o tóxicos, y sustituirlos por pensamientos saludables, positivos"
— En la conferencia que Vd. ha impartido en Vigo estos días, plantea el zen como una inspiración para la vida cotidiana, en esta sociedad que nos ha tocado vivir en el siglo XXI. ¿De qué modo nos puede ayudar la meditación zen en la actualidad?
— Fíjate, has dicho “la sociedad que nos ha tocado”, y realmente no nos “ha tocado” sino que es el resultado de nuestras decisiones, de lo que hemos querido. En la conferencia puse relevancia en la ley de causa y efecto. Para vincular el Zen con la vida cotidiana es muy importante tener en cuenta le ley de causa y efecto, o del karma, como se suele decir. Es importante darnos cuenta de que todo lo que hemos hecho es el resultado de nuestras anteriores acciones, y lo que vamos a hacer en el futuro es resultado de nuestros pensamientos, de nuestras decisiones que surgen como pensamientos. Si sabemos manejar esa dinámica temporal y causal, podremos armonizar el Zen con la vida cotidiana. Otro elemento importante es tratar de no desarrollar pensamientos negativos, destructivos o tóxicos, y a la vez sustituirlos por pensamientos saludables, positivos. Nuestra mente tiene esa capacidad de crear pensamientos positivos, de evocarlos. Y luego podemos ir más allá del pensamiento, que es la meditación zen como tal. Es un planteamiento en el que trabajas con el pensamiento, con aspectos muy profundos del pensar y otros que trascienden el pensamiento.
"El 'mindfulness' no es más que una técnica meditativa extraída de la tradición más antigua del Buda"
— El ajetreo de la vida contemporánea, la obsesión por ser más rápidos y productivos, ha hecho que surjan como reacción propuestas de meditación a través de libros, aplicaciones, cursos… ¿qué distingue el zen de otros tipos de meditación como el denominado 'mindfulness'?
— Es curioso, porque el mindfulness no es más que una técnica meditativa extraída de la tradición más antigua del Buda. Mucha gente eso no lo sabe. ¿Cuál es entonces la diferencia entre el mindfulness, una meditación basada en objetos, con la meditación del Zen? Fundamentalmente es que en el Zen no hay nada que meditar. No hay objeto de meditación. No hay acto de meditación. Ni tampoco hay sujeto que medite. Es un planteamiento no dual, que trasciende todo tipo de dicotomías. Causa-efecto, principio-resultado, intención-fruto… el zen incluye todo eso y a la vez, lo trasciende. La meditación zen como tal es sumergirte ahí, estar ahí, en esa dimensión no dual de la realidad y de la conciencia, en la que no hay distinción cuerpo-mente, pasado-futuro, dentro-fuera… no hay nada de eso, está todo englobado, todo el mundo, sin costuras. Para llegar allí lo que suele hacer es una aproximación gradual. Primero, el practicante zen aprende a conocer su cuerpo, observarlo, controlarlo, sus pensamientos, sus emociones. Seria una meditación con objeto y con el tiempo, con la práctica, cuando su maestro considera que están preparados, pueden acceder a un nivel más amplio, superior, con trascendencia de los objetos.
Zen para la salud
"La mente cura, pero no cualquier tipo de mente"
— Viene desarrollando con practicantes de Vigo y de Valencia sesiones de “Meditación Zen para la salud”. ¿En qué consiste esta práctica? ¿Acaso la mente por sí sola es capaz de curar dolencias?
— La meditación zen para la salud se basa precisamente en la capacidad sanadora de la mente. Sí, la mente cura, pero no cualquier tipo de mente: la mente virtuosa, la mente lúcida, la mente consciente, la mente purificada de engaños, de aferramientos, de ilusiones, esa mente sí cura. ¿Por qué? Por el mero hecho de existir y proyectarse en un objeto determinado. Puede ser el cuerpo, pueden ser las emociones, pueden ser las sensaciones, puede ser el pensamiento, pueden ser muchas cosas... Hace tiempo me hice las siguientes preguntas: ¿cómo puedo introducir el Zen a personas que a priori no tienen ningún interés religioso, que son agnósticas o ateas, pero que tienen una necesidad de crecimiento interior? Y también ¿cómo aliviar el sufrimiento de la gente, de los seres humanos, de una manera acorde con los principios del Zen pero que no les suponga cambiar de creencias o de planteamiento de vida? Así, con el tiempo desarrollé este método de la Meditación Zen para la Salud, que en general es bastante eficaz, puesto que los practicantes están contentos. Consiste básicamente en trabajar desde el aspecto luminoso, transformador y positivo de la mente, algo a lo que no estamos habituados. Normalmente cuando nos preguntamos qué es la mente, cuáles son nuestros pensamientos, estos son de enfado, de aburrimiento, de deseo, de odio, de desgana, de envidia… muy pocas veces generamos pensamientos positivos.
— Nos dejamos arrastrar por esos pensamientos negativos.
— Exactamente. Y la Meditación Zen para la Salud trata justamente de que recuperes tu capacidad de crear pensamientos saludables y favorables, para ti y para las personas que están contigo: tu familia, amigos, compañeros, jefes… es esto.
— ¿Podría dar algunos ejemplos de cómo la meditación cura? ¿En qué aspectos ayuda?
— La meditación ya cura en el sentido de cambiar el origen y el curso de los pensamientos. En el Zen se da mucha importancia al tipo de pensamientos que generas. Hay un dicho muy común que dice: “La mente es la precursora de todas las cosas”. Detrás de cada acción, hay un pensamiento. Detrás de todo acto, de toda obra que podemos ver en nuestro mundo, ¿qué hay? Un pensamiento. Y si ese pensamiento es saludable, virtuoso, positivo, tiene indefectiblemente resultados positivos. Pero si es negativo, los resultados serán negativos, inevitablemente. Si eso lo aplicamos a nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestra estructura psicofísica, produce mejoras y sanación. Esta meditación produce equilibrio, armonía… por ejemplo conduce a la ausencia de estrés, al reducir la tensión mental, el parloteo de la mente. No solemos darnos cuenta, pero el parloteo mental nos está robando un montón de energía, tiempo, neuronas, vitaminas… y sin embargo lo tenemos ahí, como si no pasara nada. La Meditación Zen para la Salud trata de reeducar, recuperar esa capacidad que tiene la mente de sanarse, estar bien consigo misma a partir de sí misma, sin buscar una fuente fuera, sino a partir de esa capacidad regeneradora y sanativa de la propia mente, que la tiene.
"Científicos en EE UU están investigando las propiedades terapéuticas de la plegaria"
— ¿Hay fundamentos científicos, biológicos, para ello? ¿Meditar tiene unos efectos orgánicos?
— Exactamente. Ahora se está empezando a estudiar, desde el punto de vista científico-empírico, este tipo de interacción mente-cuerpo. Hay centros en Estados Unidos que investigan las propiedades terapéuticas, sanadoras, de la plegaria, del rezar. O de recitar mantras, palabras sagradas o frases positivas. Parte de la comunidad científica se está interesando de manera seria con este tema. Porque se está viendo que la mente es mucho más que el cerebro. El cerebro recoge muchas funciones cognitivas, mentales, pero no se limita a ello. La mente es mucho más que el cerebro. Ahí está el debate [ríe].
Consejos para iniciarse
"Hay individuos que se presentan como 'maestro zen' y no lo son. Tienen intenciones poco claras"
— ¿Qué consejos daría a quien esté interesado en la meditación zen y nunca la haya practicado?
— Me parece una pregunta muy pertinente y necesaria. Te agradezco que la plantees. Lo primero que le diría a esa persona es que se informe bien. Hay muchos individuos que se presentan como “maestros zen”, “enseñantes zen”, y no lo son. Son personas que no tienen nada que ver con el Zen; utilizan el Zen porque es famoso, porque es importante, porque llama la atención, con intenciones muy poco claras. Así que asegúrense lo primero de todo, que la persona que les transmita el Zen sea un maestro o maestra legítimamente reconocidos, por un linaje, por una tradición ininterrumpida de maestro a discípulo. Esto es muy importante, fundamental. Por supuesto, no es garantía absoluta pero sí un buen inicio. Que no vaya a un individuo que se llama o dice “maestro zen” o porque lo ponga en un cartel en la puerta, no [ríe]. Luego, que vaya poco a poco, de manera gradual. Que no tenga prisa en llegar a ningún sitio ni en comprometerse. Que vaya conociendo poco a poco al maestro, a la comunidad, la gente que lo practica, y que vaya viendo si es gente congruente con lo que habla, qué historias hay detrás… Y al mismo tiempo que lea, que estudie.
— ¿Qué lecturas recomendaría a quien se quiera iniciar?
— Hay muchos textos sobre la historia del Zen, sobre las enseñanzas, de muy buena calidad. Y le pueden dar al principiante una idea bastante clara. Me atrevería a recomendar un libro en concreto que salió recientemente en España, traducida al español por un colega y amigo, el maestro Densho Quintero, de Colombia: “Vivir desde el voto”, del maestro Shohaku Okumura Roshi. Es un libro que recomiendo a todo el mundo para introducirse en las enseñanzas y textos fundamentales del Zen. También me atrevería a recomendar un clásico, que a mí me ayudó mucho en mis comienzos, y que se titula precisamente “Mente zen, mente del principiante”, del maestro Shunryu Suzuki, también está traducido al español. Yo creo que con eso se puede empezar con bien pie.
— Este fin de semana vamos a realizar en Vigo un retiro de verano para practicantes más avanzados, ¿en qué consiste?
— De manera intuitiva, sin pensar demasiado en el tema, me pregunté que enseñanza puedo compartir con el grupo del Centro Zen de Vigo. Se me ocurrió abordar un texto maravilloso del maestro Dōgen, fundador de la tradición Zen Soto. Es una parte de su magna obra el Shobogenzo, “El Tesoro del Verdadero Ojo del Dharma”, titulada El estudio del Camino por medio del cuerpo y por medio de la mente. Trata justamente sobre cómo estudiar el Zen por medio del cuerpo y de la mente. Dōgen describe qué es cuerpo, qué es mente y qué es estudio, en un texto muy intuitivo y poético. Dōgen es un maestro del lenguaje metafórico, muy evocador y al mismo tiempo, concreto. Vamos a tener ese texto como guía en este tiempo para ilustrar el retiro y profundizar en nuestra práctica del Zen.